vino blanco Otero del Águila

Descripción

Otero del Águila es uno de esos vinos que tienen algo que contar.
Elaborado por Alberto Madruga en un pueblecito cercano a la ciudad de salamanca, nace como homenaje a su padre, con uvas cuidadas a mano y un respeto profundo por el lugar del que viene. No es solo una botella: es la historia de una tierra y de una familia.

Este vino blanco artesanal lleva el nombre de un alto entre montes, donde las águilas planean y el tiempo parece detenerse. Allí, en esa altitud donde el aire es más limpio y la tierra guarda historia, crecen las cepas que dan vida a este vino. Y eso se nota en cada trago.

Notas de cata
De color pajizo brillante, con reflejos verdosos, Otero del Águila ofrece una nariz fresca, con notas de fruta blanca, flores silvestres y un fondo mineral que recuerda a piedra y raíz. En boca es ligero pero con cuerpo, equilibrado, con un final largo y amable. Es un vino honesto: no quiere impresionar, quiere quedarse.

Un vino de autor
Elaborado en pequeña producción, sin grandes intervenciones, es un vino de autor con la huella de quien lo hace. No sigue tendencias, sigue instinto. Cada botella refleja la personalidad de su creador y el carácter de un viñedo trabajado con paciencia y cercanía.

Perfecto para maridar

• Quesos curados o suaves.

• Ensaladas frescas y platos de verano.

• Mariscos, pescados blancos y arroces. O simplemente para abrir una tarde cualquiera y dejarse llevar.

Un vino de proximidad
Este vino blanco de Salamanca no proviene de grandes bodegas, sino de pequeños gestos: viñedo propio, vendimia manual, fermentación controlada y una crianza que respeta la esencia de la uva. Por eso no solo es bueno: es cercano, auténtico e inolvidable.

La riqueza de los pueblos
El entorno en el que nace también lo define. Los suelos de granito y pizarra, el clima fresco y la altitud aportan mineralidad, frescura y carácter. Otero del Águila es un homenaje a esta tierra única y al trabajo silencioso de quienes la cuidan.

Un símbolo en su etiqueta
La etiqueta con el águila no es un adorno. Es una declaración de intenciones. Este vino no teme volar, explorar, mirar desde arriba. Pero tampoco bajar al suelo cuando hace falta. Representa libertad, arraigo y visión al mismo tiempo.

Más que vino, una forma de estar
Otero del Águila es para quienes saben que el vino no es solo bebida: es tierra, amistad, conversación. Es abrir una botella y abrir también un espacio para compartir. Fresco, salvaje, sincero. Y con ganas de volar contigo.