Te ofrezco una propuesta de maridaje creada desde cero, según un concepto, un tema, un color, una sensación…
Tres (o más) vinos cuidadosamente seleccionados, y platos pensados no para acompañarlos, sino para provocarlos.
Una experiencia íntima, en la que se comparte no solo lo que se prueba, sino el proceso detrás:
¿Por qué ese vino? ¿Por qué ese crujiente con esa acidez?
Conversación abierta, bocados con intención y vinos con personalidad.
Una anfitriona que diseña la experiencia desde la emoción, la técnica y la intuición.
¿Y si el maridaje no fuera un ejercicio técnico, sino un acto creativo?
¿Te animas a cocinar ideas que se encuentran en el plato?